EL PAREDÓN

Un guión original de J. Salieri

Un reencuentro tardío y violento.

EL PAREDÓN

J. Salieri



EXT. EL PAREDÓN DÍA (NUBLADO)

PRIMER PLANO de DANIEL con el rostro desencajado, pálido. Respira agitadamente.

AMPLÍA PARA REVELAR la tapia frente a la que está de pie, muy recto. A su alrededor hay una docena de cadáveres derrumbados unos sobre otros, manchando el suelo de tierra con sangre. La tapia está llena de agujeros de bala.

Media docena de soldados apuntan sus armas en silencio y permanecen inmóviles. Miran de reojo al CAPITÁN, esperando una orden.

PRIMER PLANO del CAPITÁN con una sonrisa de autosuficiencia en la cara y maldad en los ojos. Se lleva los dedos a la boca y silba con fuerza.

Un SOLDADO DESARMADO aparece en escena, se acerca corriendo al CAPITÁN y le entrega un fardo envuelto en tela. DANIEL le observa en silencio. El CAPITÁN desenvuelve una vieja pelota de fútbol, hecha de tripa o pellejo, y le devuelve la tela sin cuidado al SOLDADO DESARMADO, que la deja caer accidentalmente y la recoge con prisas antes de marcharse.

Las miradas de DANIEL y el CAPITÁN se encuentran, la del primero resignada y la del segundo decidida.

El CAPITÁN deja caer la pelota frente a sus botas, levantando polvo del suelo. DANIEL adopta la postura de un portero, preparado para atrapar el balón.

EXT. LA TAPIA (10 AÑOS ANTES) DÍA (SOLEADO)

El joven DANIEL, apenas un niño, aguarda en la misma postura defensiva frente a la misma tapia, que aún está intacta. Sonríe sabiendo que no fallará.

El joven CAPITÁN se prepara para chutar y escupe al suelo con chulería. Se miran, en tensión. El joven CAPITÁN echa atrás la pierna para patear el balón.

EXT. EL PAREDÓN DÍA (NUBLADO)

El CAPITÁN chuta la pelota, que sale disparada hacia la tapia. DANIEL la atrapa en el último momento y la sostiene con manos temblorosas. Se atreve a sonreír esperanzado, pero cuando vuelve a mirar al CAPITÁN este tiene el ceño fruncido y le hace un gesto para que le devuelva la pelota. La sonrisa de DANIEL se desvanece y el brillo de esperanza de sus ojos se apaga.

Los soldados siguen apuntándole sin mover un músculo. Una libélula se posa en el cañón de uno de los fusiles.

DANIEL devuelve la pelota.

EXT. LA TAPIA (10 AÑOS ANTES) DÍA (SOLEADO)

El joven CAPITÁN recoge la pelota a la carrera y vuelve a chutar. Otros niños corren y ríen tras él, animándole. El joven DANIEL salta y cae al suelo para atrapar la pelota, una vez más por los pelos.

EXT. EL PAREDÓN DÍA (NUBLADO)

DANIEL salta para atrapar la pelota y cae sin gracia sobre los cadáveres esparcidos a su alrededor. Una y otra vez el CAPITÁN chuta la pelota y DANIEL la atrapa, cada vez más cansado y cubierto de tierra y sangre de tener que lanzarse y caerse entre los muertos. La pelota también está cubierta de sangre y se le escurre de las manos al ir a devolverla. Rueda lentamente hacia el CAPITÁN, que la detiene elegantemente con su bota.

DANIEL y el CAPITÁN comparten otra mirada. Ambos están cansados y sus ojos están llenos de furia y determinación.

EXT. LA TAPIA (10 AÑOS ANTES) DÍA (SOLEADO)

El joven DANIEL y el joven CAPITÁN comparten la misma mirada diez años antes. El joven CAPITÁN sonríe. Al chutar la pelota por última vez hace un amago hacia la izquierda y en su lugar la envía a la derecha. El joven DANIEL se lanza hacia la izquierda y se percata de su error demasiado tarde. La pelota choca contra la tapia y la resquebraja, haciendo volar una nubecilla de cal.

EXT. EL PAREDÓN DÍA (NUBLADO)

DANIEL, de espaldas a la tapia y al espectador, se derrumba en silencio, revelando al CAPITÁN previamente oculto tras su silueta, que grita y levanta los brazos en gesto de victoria.

EXT. LA TAPIA (10 AÑOS ANTES) DÍA (SOLEADO)

El joven CAPITÁN baja los brazos mientras su grito de victoria se convierte en una risa infantil. La libélula se le mete en la boca. Él pone cara de asco, la mastica y la escupe.

FIN